Los videojuegos son algo cotidiano para nuestros jóvenes, y no tan jóvenes, siendo muchos los efectos positivos de su uso pero no queremos pasar por alto que también implican riesgos si no se usan de forma responsable, pudiendo verse afectada nuestra privacidad entre otros aspectos.
El término videojuego ya no se limita al software para PC y videoconsolas, actualmente debemos incluir también los juegos para móviles, tablets, juegos en páginas web… Pero también son amplios los riesgos derivados de su uso: contenidos inapropiados, adicción, contactos con desconocidos…
Internet y los avances tecnológicos ofrecen en este ámbito un alto nivel de realismo y de interacción con otros usuarios, por lo que es importante que los niños aprendan a separar su vida real de su vida en el mundo de los videojuegos. Es necesario que sepan que los datos personales (nombre, número de teléfono, dirección, fotos, etc…) son información sensible por lo que deben ser muy cuidadosos a la hora de compartir esa información, tanto si son sus propios datos como si afectan a amigos o familiares. Y en cuanto al consentimiento para el tratamiento de esos datos, os recordamos que la LOPD prohíbe a los menores de 14 años consentir dicho tratamiento y exige a los proveedores de videojuegos, como responsables del tratamiento, dirigirse a los menores con un lenguaje sencillo, acorde a su nivel de comprensión.
Igualmente importante es enseñarles la importancia de utilizar contraseñas seguras así como a no compartir información propia ni de terceros en foros, conversaciones de chat, etc…, ya que todo queda registrado en Internet, su difusión es mucho más rápida y de mayor alcance que en la vida real y los daños ocasionados pueden ser muy graves, tanto para el propio menor como para las personas que lo rodean: suplantaciones de identidad, discriminación, ciberbullying…
La vulneración de nuestra privacidad puede venir por diversas vías:
- El acceso o la cesión de los datos de registro de los jugadores sin su consentimiento.
- El acceso no autorizado a nuestros equiposmediante malware, troyanos, programas robots…., que se pueden producir, por ejemplo, al descargar un juego desde una página no segura, al conectar desde una red wi-fi sin protección, al pinchar sobre enlaces publicitarios de webs de juegos o de conversaciones de chat….
- Conversaciones en chats o foros presentes en los videojuegos.
- Las cookies y otros sistemas de registro de actividad online utilizados para enviarnos publicidad en base a nuestros hábitos en internet.
Las consecuencias pueden ser muy variadas, habrá casos en los que sospecharemos que ocurre algo por el comportamiento extraño de nuestro equipo, tratándose simplemente de la aparición en pantalla de bromas o de cambios en la página de inicio de nuestro navegador, pero en otros casos serán mucho más graves ya que podemos encontrarnos con el secuestro de nuestro ordenador o el robo de nuestras cuentas bancarias.
No queremos ser catastrofistas ni pasarnos de dramáticos, pero sí queremos que nuestros niños puedan disfrutar de los beneficios de esta forma de ocio y por ello, no nos cansamos de recordaros algunos consejos de los que ya hemos ido hablando en anteriores publicaciones:
- Ayudar a los menores con la instalación de aplicaciones y videojuegos, revisando los datos que puedan pedir para su instalación y la finalidad de la recogida de los mismos.
- Concienciar a los menores de la importancia que tiene la privacidad, tanto en la vida real como en internet, tanto la propia como la de los demás.
- Instalar y mantener actualizadas las herramientas de seguridad de los equipos (antivirus, cortafuegos, antiespías, etc.)
- Revisar las opciones de control parental y filtrado de contenido de los equipos y programas.
- Crear cuentas personalizadas para cada uno de los usuarios de un mismo equipo, lo que permitirá separar el contenido accesible para adultos y menores.
Como decíamos al inicio de esta entrada, los beneficios de los videojuegos son muchos, además de, por qué no decirlo, muy divertidos, pero no debemos olvidar los riesgos existentes. Por lo que insistimos en la necesidad de aplicar las medidas a nuestro alcance para evitarlos y denunciar cuando lo estimemos necesario para que tanto los poderes públicos como los proveedores, velen por nuestra privacidad y la de nuestros hijos.